Bueno, ese libro pasó algo interesante. Una anécdota que no mucha gente sabe por lo irreal de la situación...
¿O les ha pasado?
Cuéntenme, no quiero creer que soy la única loca....
Como decía, hay algo de irrealidad.
¿Saben cómo se siente cuando tienen algo nuevo en sus manos y no paran de usar ese objeto todo el santo día o días?
Me ha pasado un par de veces. El libro It de Stephen King, por ejemplo, todos saben que tiene poco más de 1500 páginas en español y en su edición de bolsillo. Yo lo terminé en nueve días y hay gente que lo ha leído en menos tiempo que eso y no es que sea impresionante o algo para presumir, es que el libro es extremadamente llevadero, comprensible, te deja con ganas de más y no paras hasta el final.
Ahora bien, Harry Potter y la orden del fénix, tiene poco más de 800 hojas en su edición en español. Lo leí en cuatro días. Repito, hay gente que lo ha leído en menos tiempo que eso. La letra no es pequeña, la lectura es amena y muy comprensible. Lectura infantil-juvenil. No se menosprecia por ello, pero a lo que voy:
El fistol del diablo, en su edición Porrúa, cuenta con 800 páginas. A doble columna, tipografía pequeña. Es fácil perderte si se te mueve el libro si lo lees en un transporte o algo o alguien te distrae.
Conocí ese libro en el año 2004. Mi hermana estaba en la universidad y yo en tercero de secundaria. Una tarde de jueves (sé que era jueves porque mi mamá frecuentaban un tianguis en las mañanas), luego de comer, acompañé a mi hermano menor al ciber. Mi hermana ya había salido de clases y al volver a casa, lo hizo con aquel libro.
De buenas a primeras, me llamó la atención el título: El fistol del diablo. Y lo extenso que era. Por entonces, yo no había tenido el gusto de conocer libros así de extensos (sólo había leído cuentos clásicos, el principito y 20,000 leguas de viaje submarino) y mi hermana me vio examinando el libro y me dijo que lo había sacado de la biblioteca y que tenía que devolverlo el lunes. Que ella no lo iba a leer, que lo sacó para saber cómo usar la biblioteca y sus préstamos de material.
Le dije que si me dejaba leer y dijo que sí, sólo que fuera cuidadosa.
Me fui al ciber con mi hermano y el libro. La hora entera me la pasé leyendo, haciendo pausas ocasionales para ayudar a copiar y pegar información a la tarea de mi hermano.
Y la tarde y noche me la pasé leyendo. El viernes no me lo llevé a la secundaria, pero nada más volver a casa, fui sobre el libro. El sábado me la pasé leyendo y el domingo, de visita a mis abuelos, lo llevé conmigo. Desde el amanecer hasta que oscureció, leí. El lunes, mi hermana se lo llevó de vuelta a la biblioteca no volví a verlo de nuevo sino hasta el 2010, cuando lo compré.
Pero en todo ese tiempo estuve dudando, que no era posible que lo hubiera acabado. Que quizás pasé las hojas sin leer...
Y cundo lo compré, lo leí enseguida, y conforme fui avanzando me dí cuenta de que sí, lo recordaba todo, incluso el final, que no me había gustado mucho.
Entonces... No sé, quizás si lo leí, pero no es que confíe mucho en mi memoria. Por otra parte, fue una novela precursora para que leyera El conde de Montecristo. Hay mucha influencia de Dumas en Payno.
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